Agua Viva
por Caro Ciacciulli
“esa pequeña gotita de rocío es agua en su infancia”
Masaru Emoto
Me gusta esa imagen porque me hace pensar en el agua como algo vivo en sí mismo, no como una fuente dadora de vida sino como ser que nace, se transforma, muere y renace constantemente en cada ciclo. Y que despliega su poder de creación y también de destrucción en el camino.
Esta secuencia comienza con fotos tomadas durante un viaje, en un lugar caluroso y húmedo, casi tropical. Y le siguen imágenes de mi barrio, de mi propia infancia, de mis miedos, pérdidas, sinsabores. Unos vecinos me cedieron dos fotos en blanco y negro tomadas en 1972. Las demás pertenecen a mi familia, fueron sacadas en los años 2001 y 2007, y otros momentos de los que sólo quedan imágenes borrosas.
Para mí, todas guardan misterio y belleza. Sigo sacando y redescubriendo este elemento en cada lugar adonde voy.
Agradecimientos:
Mario y María Giordano, vecinos de Munro, Buenos Aires, Argentina.
Ponzonia Band, Rosario, Santa Fe, Argentina
muestra de diapositivas de cielos
de Martín Schoo
Escribo algunas cosas que pensé sobre la proyección de Cielos, que ya pasó pero que en breve podrán ver en esta página. Para ponerlos en tema se trata de fotos de cielos que vengo sacando hace varios años, tanto de día como de noche. Son fotos de nubes y de estrellas tomadas en diapositivas 35mm. La muestra fue una proyección, con música de Sigur Ros, en el club Crisol de Victoria.
La mayoría de estas fotos están sacadas fuera de Buenos Aires, donde se puede ver el horizonte y donde por las noches no hay contaminación de luz artificial. En las fotos de estrellas los tiempos de exposición fueron largos, a veces toda una noche. De estos tiempos de exposición largos estuve pensando. Ahí está parte de la magia de la foto. El tiempo trascurrido condensando en una imagen. Por no decir que es tiempo trascurrido condensado en un espacio. Pienso que es el tiempo mítico de los daguerrotipos, cuando los modelos se sentaban en una silla cuyo respaldo les sostenía la cabeza, para que no se muevan durante la exposición. Miro unas postales de daguerrotipos actuales y los retratados parecen moverse unos segundos, como si fuera una película cortita que termina y vuelve a empezar.
Alguien que quiero mucho dijo que de tanto mirar el cielo tal vez algún día salga volando. Suelo ser modesto pero este cumplido me enorgulleció. Porque confieso que me encanta la idea, me iría volando, como el Barón Rampante de la novela de Italo Calvino.
Bueno, en realidad quería escribir algo más sobre las fotos de cielos. Primero, que esta idea empezó en una noche calurosa, veraniega –y si, nada empieza en invierno- cuando empezaba un enamoramiento. La música de Sigur Ros y la nocturnidad las asocio con eso. Esto respecto de las fotos de noche.
En relación a las de nubes, el otro día encontré una tira de copias 6x9cm de hace muchos años, y había una serie de nubes. Después en algún momento vi las nubes sobre el Río de la Plata de Marcos Zimmermann. Claro que en algún momento me crucé con las equivalencias de Alfred Stieglitz. Así que me di cuenta que estas nubes venían hace tiempo dando vueltas en mi cabeza.
Y se me ocurrió algo más, sobre las últimas fotos, los pedazos de película con hongos. En un momento dudé si incluirlas en la proyección, pero ahora me di cuenta que fue un acierto. El rollo se arruinó durante el verano pasado, cuando hice un viaje en kayak. Y ahí es cuando se me aparecen en la cabeza esa playa curva en la isla Timoteo Domínguez, la correntada del canal del Infierno y del canal Buenos Aires, una ráfaga de viento cálido, haberme bañado con jabón en el río, romper las ramitas de un árbol caído para armar un fuego, la luz violácea del anochecer en el horizonte, las huellas húmedas en la arena, el monte verde oscuro, la minúscula playita, dormir a la intemperie al lado del fuego, despertarse con la picazón de la arena que arrastra el viento.
Todo eso, por azar, pasó a estar en estas fotos. La humedad, el calor, el río y los árboles.
